“No saber es parte
del misterio de la vida y
Saber es penetrar al
sentido de la existencia”
El
ser humano siempre ha estado durante toda su existencia pensando en que hay
detrás de la muerte, esa franja que desconocemos y que no sabemos a ciencia
cierta en qué desembocará, siempre hemos intentado buscarle un sentido a todo
aunque fuese o no fuese cierto lo necesitábamos para colmar nuestra naturaleza
curiosa.
Según
Erich Fromm “la necesidad más profunda del hombre es entonces la necesidad de
superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad, pero a mi
parecer la necesidad más profunda es el problema de develar su propia
existencia, sentido, significado y finitud o infinitud. Sólo existió y existe
una certeza con respecto al pasado y al futuro… la certeza de la muerte.
El
hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí mismo, de sus semejantes,
de su pasado y su devenir, de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin
que intervenga su voluntad y que ha de morir en contra de su voluntad.
Platón decía que filosofar nos prepara a morir
pero morir nos hace vivir de la manera más intensa y única, y que todo lo que
hacemos es para resistirnos a la muerte y a nuestro olvido.
Somos
energía, cuando vemos el universo en realidad el universo mira a través de
nuestros ojos al mismo universo, la Tierra está viva, nosotros somos uno es por
ello que existe una conciencia colectiva. El hombre es consciente de su poder
de que puede ser Dios en un sentido de plenitud, pero igual es consciente de su
debilidad frente a la
naturaleza. El hombre sufre con dolor y la disolución progresiva del cuerpo,
pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua de un mundo
que considera suyo y de las relaciones con sus semejantes. Juzga con instintos
certeros cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y de un
adiós definitivo. Estar frente a la muerte es como estar en un trampolín para
lanzarse al vacío de la esperanza…
La esperanza podría ser sólo una ilusión, un
engaño, una incapacidad para aceptar la realidad de la vida, una inconsciente
cobardía a aceptar la muerte, una muerte que augura el fin de la mente, aquella
que ya no seguirá activa nunca más, ni siquiera recordaremos, venimos de polvo
de estrellas producto de la evolución y en polvo acabaremos, pasaremos a formar
parte de un insecto, una roca, un árbol, no pensaremos, no actuaremos no
decidiremos más.
Es
por ello que la vida es oportunidad, nosotros somos seres contingentes osea “somos pero podríamos no haber sido” es
entonces donde se nos presenta la sensación de no ser dueños de nuestra propia existencia como si la
recibiésemos a cada minuto de algo más fuerte que todo,es ahí donde nos
sentimos ser con los demás y ser con las cosas pero también seres espirituales
abiertos a Dios nuestro Arquitecto antes que ir a Dios venimos de el.
Lucrecio
dice que si habíamos estado tanto tiempo sin ser (Antes de nacer), si
volviésemos al mismo sitio (si es que existiera) del que partimos, preocuparse
por los años y los siglos en que ya no estaremos entre los vivos es como esos
años antes de nacer, ni antes nos dolió, ni nos dolerá.
Si
el hombre se crea ilusiones de plenitud y felicidad imposibles, el y solo el es
el responsable de sus desilusiones, Somos creadores con responsabilidad de
crear responsablemente incluso la cuántica nos enseña que no existen certezas,
son más bien posibilidades, la mente es capaz de crear, las expectativas
influyen en los átomos y eso ha sido demostrado, cuando no podemos encontrar
tranquilidad dentro de nosotros mismos es inútil buscarla en otros lados.
Las
cosas materiales y las personas que
experimentamos a lo largo de toda la
vida no nos cubre la inmensidad del “Ser” siempre podemos pensar en nuevos
mundos, en realidades más grandes de las que conocemos, nuestro intelecto es
infinito y siempre se conduce por la voluntad que busca el bien y la verdad,
pero oh sorpresa no existe “La verdad”, sólo “tu verdad” y “mi verdad”… querer
que el hombre se conforme con lo temporal y el presente limitado, es como matar
al hombre pues se le corta la tensión natural hacia el infinito pero Cambus nos
dice que el sentido de la vida del hombre es ese: el de no sentido. Citando a
Janne Teller “Todo da igual. Porque todo empieza sólo para acabar. En el mismo
instante en que naceis empezáis ya a morir”. La curva de la vida se
constituye
en parábola porque se nace, crece, envejece y muere. La muerte coincide a cada
segundo con la vida pues desde el nacer se comienza a extinguir.
Para el teólogo franklin “la muerte es un
despertar en un mundo nuevo, al morir se nace otra vez.
Lo
cierto es que la muerte es un punto incierto donde culmina nuestra ignorancia, es
personal e intransferible, nadie puede morir por nosotros, es lo más
individualizador y unitario que existe, en ese momento nadie es más nadie es
menos, pues para morir lo único que se necesita es haber nacido, y aunque la
muerte no sea probable siempre es posible.
Podremos
saber casi lo que es morirse pero no podremos saber lo que es morirme y he aquí
el gran misterio Dicen por ahí que “No hay excelente belleza que no tenga algo
extraño en proporción”; la belleza de la vida no tiene comparación es por ello
que su fin no puede ser menos.
Cuando
alguien cercano muere sentimos dolor, pero la muerte no es dolor, es el fin de
la existencia terrenal, y cuando nos
pensamos estando muertos sentimos miedo, quizá se piense que lo que viene es
paraíso o infierno o es la nada pero es mejor ser o no ser, o sea es mejor ser
alguien viviendo como sea que sea a no ser nada y formar parte del olvido.
Miedo a la incertidumbre de lo que vendrá y lo afrontaremos solos.
El cristianismo promete existencia feliz
y luminosa si se fue bueno en vida y es que si Dios nos quiere, nos quiere para
siempre, no puede tratarnos como cosas que una vez usadas son tiradas. Pero
nadie a muerto y ha vuelto para contar lo que hay. Los únicos que han tenido
experiencias cercanas a la muerte por microsegundos nos hablan de que siguieron
conscientes pero de una nueva realidad (sea cual fuese su experiencia).
Debemos
estar conscientes de que morir es parte de la vida, Yoganda dijo “Cada uno de
nosotros
ha de morir un día, así que no hay razón de temerle. Tu no te sientes
miserable con el prospecto de perder la consciencia de tu cuerpo cuando vas a
dormir, se acepta dormir como un estado de libertad al que esperamos
diariamente; un estado de descanso, una pensión o jubilación de esta vida. No
hay nada que temer, cuando la muerte llega, ríetele. La muerte es solamente una
experiencia a través de la cual te preparas para aprender una gran lección ¡NO
puedes morir!
Es
ilógico que no hayamos temido a la vida pues se nos otorgó en las condiciones
donde nos encontrábamos como tablas razas llenas de ignorancia y a la voluntad de otros, y que le temamos a
la muerte siendo un manojo de experiencias y conocimiento.
En
fin la muerte nos ayuda a pensar pero no en ella, sino en la vida, Ahora
respondiendo al fin la pregunta… Nacemos para VIVIR y vivimos para morir,
morimos para nacer…
Estaremos
seguros de nuestra muerte, en realidad por más misticismo que intente pensar,
eso es seguro, todo ser vivo fallece, todo lo que sube baja, lo que empieza
acaba.
Entonces
si no nacemos para morir ¿Para que nacemos?, como había dicho para vivir,
empezaré por la vida, la vida no puede etiquetarse es un arte, se trata de toda
la belleza que no podemos ver, es siempre lo que no deja de ser, pues se muere
el, me muero yo, pero la vida permanece. Vivir es comprometerse y se le
encuentra sentido a la misma cuando hacemos algo por nosotros y por los demás,
no para nosotros y para los demás.
Ahora
su “significado” es algo que varía pues si todos tuviéramos el mismo no tendría
sentido que existan millones de seres, el final de la vida es el que tu le
elijas dar.. el Significado existe en el fondo de cada uno aun sin poderlo
explicar, no se encuentra preguntándoselo, se encuentra respondiéndoselo, y
cuando se descubre, el mundo que es un inmenso lugar que se torna pequeñito…
La
vida es un reto que se convierte en capricho y luego en pasión y una pasión nos
da fortaleza y con fortaleza se puede todo. Pero para poder conocer la vida, debemos
amarla con pasión desbordante no con obsesión y avaricia pues estas se
convierten en debilidad… Amar es un arte, cuanto más se conoce más se ama,
cuanto más se acepta más se ama, para amar la vida tenemos que conocerla y cuidarla,
ser responsables y respetarla.
No
puedo hablar del sentido de vivir si vamos a morir colectivo pues creo que cada
quien es libre de elegir el propio que le haga más feliz pero hablaré del
sentido que ve mi ser.
En
fin, quizá la vida nos de más caminos que átomos en el universo, Encontrarás
la salida de ella sólo cuando hayas aprendido lo que has ido a aprender”. Pero
de tantos caminos tan tentadores no hay otro comparado con el sentido
espiritual y aunque no profeso religión externa la que encontré entre mi ser y
Dios me llena de felicidad…la vida es buena cuando uno la acepta, la muerte incierta, misteriosa fría y venidera
muerte, me ha dejado claro lo que quiero y no quiero ser.
Para
mi el fin y principio único es el amor, pues es el motor de cualquier acto de
bien, y en el dar esta la verdadera expresión de mi vitalidad pues ya no me
considero sólo un ser sin camino, y me
siento
ser en potencia, dar produce más dicha que recibir y no hay recompensa más grande
que la que nuestra consciencia nos pueda dar.
A final de la vida, encarando a la muerte no
habrá reproches pues diste con amor todo lo que estuvo a tu alcance y aunque no
lo notes más, para bien de tus hermanos,
así dejaré en claro que mi vitalidad no fue pasiva e influyó en los que se
quedan, porque está en la naturaleza amarnos inmensamente ….aun sin conocer el
nombre ya estoy amando a todo aquel , que se atreva a vivir.
“De
Repente , el mundo parece un lugar diferente. De alguna manera lleno de gracia
y de luz ¿Cómo iba yo a saber que tanta esperanza se guardaba dentro de mi?...
Dentro de mi
By: Cynthia A. A. Y:.